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Design Thinking o cómo poner a las necesidades de nuestro cliente en el centro

Seguramente ya habrás escuchado e incluso experimentado con esta metodología tan reconocida: El Design Thinking o, en español, pensamiento de diseño. Hablamos de un método que promueve la generación de ideas innovadoras y que está concebido con el foco en dar soluciones a las necesidades reales de las personas. Empresas reconocidas a nivel mundial ya lo han aplicado, como Microsoft, IBM, Zara, entre otras. Pero lo cierto es que su aplicación puede darse en cualquier sector y en organizaciones privadas, públicas y del tercer sector. A continuación te contamos un poco más sobre este enfoque que está ayudando a las empresas a transformarse.

¿De qué hablamos cuando hablamos de “Design Thinking”?

Como comentamos al principio, se trata de una metodología de investigación cualitativa que comenzó a desarrollarse en la década del 70 en la Universidad de Stanford (California). Pero la popularidad de este concepto llegó a comienzos de este siglo, cuando el founder de la firma norteamericana IDEO, David Kelley, creó D.school en la misma universidad ¿Qué hizo? Reunió equipos multidisciplinares de profesores y alumnos en el desarrollo de proyectos. De esta forma revolucionó la manera de enseñar en este centro educativo, implementando la metodología de trabajo de su propia empresa.

Pero ahora bien ¿En qué consiste el design thinking?

Esta metodología es clave en la generación de soluciones innovadoras para el diseño de:

• Productos
• Servicios
• Sistemas organizativos dentro de las entidades

A su vez, ayuda en la resolución creativa tanto de problemas sencillos, como de wicked problems. Estos últimos son conocidos también como problemas retorcidos porque están poco definidos, pues tienen un alto grado de complejidad, involucran a un gran nº de personas y precisan la inversión de numerosos recursos.

Las claves y las fases del Design Thinkings

La filosofía del Design Thinking se basa en poner a las personas para las que diseñamos nuestras soluciones en el centro y se caracteriza de la siguiente forma:

• Es un proceso flexible pues podemos aplicarlo casi en cualquier otro proceso para optimizarlo o enriquecerlo, ya que aporta las opiniones, necesidades y experiencias del destinatario final.
• Promueve la inteligencia colectiva pues, a través de esta metodología, los equipos afrontan de manera colaborativa los desafíos que implican creatividad, empatía, iteraciones y experimentos.
• Mejora la viabilidad económica de los productos y soluciones, así como el grado de satisfacción de los usuarios con quienes las implementan.

El Design Thinking está compuesto principalmente por 5 fases que están pensadas para promover el pensamiento “fuera de la caja”:

La primera de ellas, empatizar, implica entender cómo piensan nuestros clientes, cuáles son sus necesidades reales y qué es lo que verdaderamente les importa. La segunda, definir, se basa en recopilar la información y sintetizarla en un punto de partida que represente una necesidad o “dolor” relevante para el usuario. La tercera, idear, está enfocada en la generación de muchas ideas de forma disruptiva e innovadora para solventar esa necesidad y luego construir en equipo una propuesta. La cuarta, prototipar, es la etapa en la que desarrollamos prototipos simples que nos permitan recibir un feedback sobre la propuesta ideada a corto plazo.  Finalmente, llega la hora de testear o, en otras palabras, simular un contexto real en el que el usuario pueda dar una retroalimentación sobre nuestra solución y, por consiguiente, mejorarla.

Diseño centrado en las personas

Como ya vimos, este enfoque combina el ingenio, la racionalidad y la empatía con un fin principal: Crear soluciones innovadoras pero, sobre todo, exitosas. Este éxito se traduce en la satisfacción de las necesidades de las personas usuarias.

Pero además, algunas empresas capacitan a sus directivos en design transformation para que puedan implementar el pensamiento colaborativo del Design Thinking en el trabajo con sus equipos. Otras, en cambio, contratan a una persona que cumple el rol de head of design e incluso ya a un agile coach. Pero la tendencia es la misma: Promover la transformación de la cultura en todas las áreas de la organización y no solo en los productos y servicios que desarrolla.

Cada entidad, para implementar esta transformación, puede escoger la metodología que se ajuste mejor a su realidad y a sus necesidades, como Agile, Lean Startup, Design Thinking o Sociocracia 3.0, e incluso emplear más de una, pues todas ellas siguen la filosofía conocida como human-centered design.

Pero además, son marcos de trabajo y modelos transformativos más ágiles, eficaces, transparentes, así como también competitivos en un contexto incierto como el actual. Un nuevo paradigma de gestión está surgiendo, en el que las empresas innovadoras son más horizontales y colaborativas.

Pero dar el paso de una cultura tradicional de trabajo a una organización más empática, autogestionada y colaborativa, supone un gran esfuerzo, pero que, si se logra con éxito, los resultados no únicamente se verán en el bienestar del equipo, sino también en el retorno de la inversión.

En definitiva ¡hablamos de un Nuevo Estilo de Organizaciones!

Formar parte del Nuevo Estilo de Organizaciones significa:

• Estar al frente de una organización formada por una comunidad de personas motivadas, con hábitos específicos que apoyan la cultura empresarial y actúan de una manera dinámica y ágil, adaptada al contexto de velocidad del mercado actual.
• Liderar un equipo de profesionales que aumentan su productividad a medida que crecen y evolucionan. Además, colaboran y logran objetivos compartidos reflexionando acerca de cómo tomar las mejores medidas para solucionar problemas y diferencias. Y finalmente, se esfuerzan por mejorar la forma en que se conectan con todos los stakeholders.

En neoCK somos especialistas en procesos de transformación de equipos autogestionados a través de estos marcos de trabajo en lo que denominamos Sistema NEO. Así que si no sabes por dónde empezar, no te preocupes ¡Te acompañamos!

Por Ana Belén Jara